La miel es un producto natural y por lo tanto no debe ser adulterado para no influir en su calidad ni en sus propiedades.
A pesar de ello existen mieles en el mercado que han sido adulteradas y el consumidor lo desconoce.
La primera recomendación es fijarte siempre en el etiquetado del producto. En ocasiones pueden surgir dudas que trataremos de resolver a continuación:
- La miel pura se recolecta de las colmenas y se envasa sin ser sometida a ningún proceso. Cuando la miel es pasteurizada ha sido sometida a 63 grados y pierde sus propiedades terapéuticas.
- Si en el etiquetado indica expresiones como “jarabe de alta fructosa” o “glucosa comercial” seguramente estés ante un producto donde se le han añadido aditivos para que la miel no solidifique.
- Tampoco debe incluir en la etiqueta ingredientes como agua, edulcorantes artificiales o azúcar.
COMPROBAR SI LA MIEL ES PURA
Si tienes dudas sobre la calidad de la miel que tienes puedes realizar las siguientes comprobaciones:
- La miel natural tiene muy poca agua por lo que es absorbida muy rápidamente por la piel. Si frotas un poco de miel con las yemas de los dedos y estos te quedan pegajosos es que se trata de miel adulterada.
- Otra prueba que puedes realizar es verter un poco de miel en un vaso de agua. Si el producto llega al fondo del vaso y hace grumos es miel pura.
- Si pones un poco de miel en un dedo y no se cae del mismo es miel pura, por el contrario si se derrama está adulterada.
- Otra comprobación sencilla es la prueba del vinagre. Añade un poco de vinagre sobre una cucharada de miel, si hace espuma estarás ante una miel adulterada.
- Si la miel que tienes en casa ha cristalizado es una prueba de que tienes una miel pura, sin adulterar. Lo explicaremos en nuestra próxima publicación.